Del Estado a la fábrica. La penalidad y la crítica de la economía política entre Marx y Foucault
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| Publicado en: | Política y Sociedad vol. 62, no. 1 (2025), p. e97755 |
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| Publicado: |
Universidad Complutense de Madrid
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| Acceso en línea: | Citation/Abstract Full Text - PDF |
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| Resumen: | A menudo se ha dicho que Foucault era crítico con el marxismo o incluso antimarxista. Tal ha sido ciertamente el caso en relación con la actitud de Foucault hacia el «marxismo oficial» de su época, es decir, el marxismo del PCF o, en menor medida, de los grupos «extraparlamentarios». Sin embargo, especialmente sus análisis en Vigilar y castigar, y el curso de conferencias que permitió su preparación, La sociedad punitiva, pueden revelar una lectura muy diferente de la relación entre Foucault y Marx, una lectura que, al mismo tiempo, desafía algunas de las interpretaciones más tradicionales de Marx. Contrariamente a la vulgata leninista al uso, que centraliza el poder en la dudosa entidad llamada «el Estado», creo que es posible anclar la idea de poder en la dimensión de «la fábrica», subrayando la continuidad entre las premisas violentas de la acumulación en su fase «primitiva» u «originaria», y el poder enquistado en lo que Marx llama la «morada oculta del poder» en la «esfera de la producción», figuradamente en «la fábrica». De ahí la centralidad de la idea de «disciplina», que es crucial tanto para la noción fundamental de El Capital, la noción de extracción de plusvalía, como al mismo tiempo generadora de la obra «sociológica» clave de Foucault, Vigilar y castigar (especialmente si se lee junto con La sociedad punitiva). La afinidad electiva entre una determinada lectura de Marx y la obra más importante de Foucault aparecerá con especial claridad en el redescubrimiento de un marxismo centrado en la fábrica entre los años sesenta y setenta, los años de la victoria pírrica de la clase obrera sobre la fábrica fordista. It has often been said that Foucault was critical of Marxism or even anti-Marxist. This has certainly been the case in relation to Foucault’s attitude toward the “official Marxism” of his times, that is the Marxism of the PCF or, to a lesser extent, of “extraparliamentary” groups. However, especially his analyses in Discipline and Punish and in the course of lectures that prepared it, The Punitive Society, can be made to frame a very different reading of the relationship between Foucault and Marx, a reading which, at the same time, challenges some of the most traditional interpretations of Marx. Contrary in fact to the traditional Leninist vulgate, centering power in the dubious entity called “the State”, I believe it is possible to anchor the idea of power in the dimension of “the factory”, stressing the continuity between the violent premises of accumulation within its “primitive” or “original” phase, and the power encysted in what Marx calls the “hidden abode of power” in the “sphere of production”, figuratively “the factory”. Hence, the centrality of the idea of “discipline”, which is crucial both to the most basic notion in Capital, the notion of the extraction of surplus value, and at the same time generative of Foucault’s key “sociological” work, Discipline and Punish (especially if read in conjunction with The Punitive Society). The elective affinity between a certain reading of Marx and Foucault’s most important work will appear particularly clearly in the rediscovery of a Marxism centered in the factory between the 1960s and 1970s, the years of working-class’ Pyrrhic victory over the Fordist factory. |
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| ISSN: | 1130-8001 1988-3129 |
| DOI: | 10.5209/poso.97755 |
| Fuente: | Sociology Database |